27 Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a
Judas y sus hermanos un insidioso mensaje de paz diciéndoles:
28 «No haya lucha entre vosotros y yo; iré a veros amistosamente con
una pequeña escolta.»
29 Fue pues, donde Judas y ambos se saludaron amistosamente, pero
los enemigos estaban preparados para raptar a Judas.
30 Al conocer que había venido a él con engaños, se atemorizó Judas
y no quiso verle más.
31 Viendo descubiertos sus planes, Nicanor salió a enfrentarse con
Judas cerca de Cafarsalamá.
32 Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los
demás huyeron a la Ciudad de David.
33 Después de estos sucesos, subió Nicanor al monte Sión. Salieron
del Lugar Santo sacerdotes y ancianos del pueblo para
saludarle
amistosamente y mostrarle el holocausto que se ofrecía por el rey.
34 Pero él se burló de ellos, les escarneció, les mancilló y habló
insolentemente.
35 Colérico, les dijo con juramento: «Si esta vez no se me entrega
Judas y su ejército en mis manos, cuando vuelva, hecha la paz,
prenderé
fuego a esta Casa.» Y salió lleno de furor.
36 Entraron los sacerdotes y, de pie ante el altar y el santuario,
exclamaron llorando:
37 «Tú has elegido esta Casa para que en ella fuese invocado tu
nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo;
38 toma vengaza de este hombre y de su ejército y caigan bajo la
espada. Acuérdate, de sus blasfemias y no les des tregua.»